Cada año, los mejores DJs del mundo llegan a la costa uruguaya para tocar frente a miles de personas. La propuesta electrónica, que hoy es un ícono del Este, no es algo nuevo, sino que viene desde los noventa. Hoy incluso reúne a familias enteras: se pueden ver a padre e hijos bailando juntos en la misma pista.
El escenario sobre la playa en el parador Bagattelle se ve desde todos lados. Cientos de autos pasan lentamente a su lado y nadie puede evitar mirar lo que sucede. Está ubicado entre La Barra y Manantiales, los dos balnearios preferidos de los jóvenes. Ahí debajo, junto al mar, miles y miles de chicos y chicas bailan -en su mayoría vestidos de blanco- al ritmo de la música. Es, claro, la fiesta más convocante de año nuevo en Punta del Este. Cerca de 8 mil personas la vivieron hasta las seis de la mañana, cuando salió el sol y cada cual tuvo que seguir su camino con las primeras luces del 2020.
Su virtud es acaso la de ser una de las grandes fiestas de Punta del Este que no dependen exclusivamente de un DJ de renombre. Todas las demás del calendario, esperadas por muchos, se anuncian junto a una figura estelar. Es que la presencia de la música electrónica es clave para entender por qué Punta del Este es un lugar de tendencia: nadie quiere perderse los eventos que acá suceden durante la temporada.
“Creemos y apostamos a que la tendencia y vanguardia hoy en día son los festivales al aire libre. La inclusión familiar por otro lado es clave porque nos permite que en un VIP puedan convivir padres e hijos. Conocemos mucho lo que le gusta a la gente tanto musicalmente como socialmente, y eso hace que los podamos reunir a todos en un mismo lugar”, dice Toto Lafiandra, socio y productor del Jet Summer 2020, uno de los festivales que más fiestas realiza en Punta del Este en la temporada, en su mayoría electrónicas, en el balneario Bagatelle. El otro gran centro nocturno es el Enjoy, en la Punta, donde hay eventos electrónicos de diciembre hasta marzo.
La inclusión familiar, como explica Lafiandra, es una de las bondades más nuevas que surgieron en este tipo de fiestas. No es extraño ver mesas compradas en las que conviven varias generaciones: padres bailando con sus hijos o hijas al ritmo de la misma música.
Por otro lado, es sabido por todos que una fiesta electrónica exitosa en gran medida depende de su DJ. Es a ellos a quienes muchos van a ver, tomados por el concepto que ofrece este tipo de fiestas. Es difícil describirlo, pero cada vez son más los que eligen pasar allí las noches. Lo hacen los famosos y los desconocidos, todos mezclados bajo el mismo manto unificador de la oscuridad, las luces de los lásers y la música. Así, las fiestas electrónicas, privadas o abiertas al publico, se suceden en Punta del Este en chacras, paradores de playa y en discotecas, desde la Punta hasta José Ignacio pasando por Manantiales y La Barra.
Mirar el calendario de comienzo de temporada es ver nombres de DJs ante todo. El británico Nick Warren (que inauguró la temporada el 28 de diciembre), el alemán Claptone (que toca esta noche en el OVO Night del hotel Enjoy), el italiano Marco Carola (uno de los más esperados, el 3 de enero en Bagatelle), Hernán Cattaneo tocará hoy también, a las 18 horas en La Susana Vik. Por su parte, Cipriani armó una moderna carpa sobre el mar en la que tocaron Black Coffee, Eric Morillo y Tale of Us.
Para Leo Mateu, PR director de Red Carpet Agency y referente obligado de la movida esteña, el romance no es nuevo. “Hace 20 años que la movida en Punta del Este es electrónica. Pasa que este año sobresale más por la crisis, porque uno dice: no puede haber tantas fiestas tan caras todos los días. Pero fue así siempre. Marco Carola y Claptone tocaron el año pasado… Pensá que en José Ignacio a fines de los noventa se hacía Cream en el mar, que tocaba Cattaneo y toda la gente iba a ver el atardecer”, cuenta.
A fines de los noventa ya se podían ver en discotecas de la época que llegaban DJs como Dave Seaman o Deep Dish, y a principios del 2000 Sasha, Tyrant, Darren Emerson y Laurent Garnier, entre otros. Todos ellos, referentes en su momento. También existía el PESF (Punta del Este Summer Festival), al que llegaron artistas como David Guetta, Nervo, Steve Angelo, Luciano, Jamie Jones y varios más. ¿Quién los traía? Siempre es difícil rastrear al primer productor pero muchos habitués coinciden en que Martin Gontad fue un pionero absoluto. Luego tomó la posta también la productora Buena (uno de los líderes en el llamado mercado electrónico sofisticado), y de un tiempo a esta parte se sumaron los productores del Jet Summer.
Los precios de las entradas para estas fiestas pueden ser desorbitantes. Las mesas más baratas pueden costar 2 mil dólares, pero las hay de 10 mil. Por supuesto, el cachet de los DJs se paga en dólares. Un trago en cualquiera de estos eventos cuesta entre 15 y 30 dólares. Dadas las constantes crisis de la región sería lógico que la programación decaiga año a año o se hagan menos fiestas. Sin embargo, cada temporada Punta del Este vuelve a traer a los DJs más top del momento y el público vuelve a pagar lo que sea por una entrada. ¿Por qué? En gran parte porque esa exclusividad es acaso uno de los motivos por los cuales llega tanta gente a estas costas.
Por supuesto, no todo termina en la noche. Quienes quieran escuchar un DJ pueden hacerlo en casi cualquier evento del Este o muchos de sus restaurantes. Todos contrataron a alguien este verano. En rigor, lo difícil es encontrar un lugar donde no suenen. Por supuesto, nadie en Punta del Este busca escapar a la movida de onda. Por estas cosas, parece que se trata de absolutamente lo contrario.
Fuente: Infobae
Comments